dijous, 18 de febrer del 2016

"False flag" en Ankara o como un verdugo se presenta de víctima

La técnica conocida con este nombre es una herramienta que permite alcanzar objetivos a nivel estratégico que no son permitidos de forma abierta. En el caso que nos ocupa: si nadie apoya en Turquía para entrar en Siria a combatir a las milicias kurdas, hay que crear un pretexto para hacerlo.

¿Qué es false flag?
Convertir el verdugo en víctima: hacer una operación de bandera falsa. Estas son operaciones ocultas y encubiertas, llevadas a cabo por gobiernos, generalmente, que hacen creer a la opinión pública que han sido realizadas por otros colectivos. El nombre se deriva del concepto militar de levantar colores falsos, que significa llevar izada una enseña de otro país batallas navales. Se puede dejar ADN del miembro de un grupo, apresado antes y asesinado, en el lugar de un atentado, hacer lo mismo con uniformes cambiados ...

Algunos precedentes
En Europa se practicó en Italia en los años setenta en la llamada "estrategia de la tensión". En Rusia acciones de este tipo, atribuidas a grupos chechenos permitieron a V. Putin, un teniente coronel de la KGB, declarar la guerra en 1999 y recuperar Chechenia donde los rusos habían sido expulsados ​​en 1996. Varias personas denunciaron los atentados como una false flag de Putin para recuperar Chechenia y fortalecer su imagen. Las dos cosas se produjeron a raíz de los atentados. El empresario Berezovsky culpó a los servicios secretos rusos (FSB, continuadora del KGB de Putin) de la ola de atentados y anunció que emitiría un vídeo por el canal TV-6 que lo probaba. TV-6 fue clausurada por el gobierno ruso y no se supo nada más. El empresario fue encontrado "suicidado" unos años más tarde.

Japón fabricó un pretexto (incidente de Mukden) con esta herramienta, falsa, para invadir Manchuria en 1931, uno de los precedentes más similares al caso que nos ocupa. Un clásico fue el hundimiento del buque Maine, en Cuba, que EEUU utilizaron como casus belli para entrar en guerra con España, por cierto, con un gran éxito. Pero en general, en la historia, ha habido decenas de operaciones de este tipo que han derivado en guerras no deseadas por la víctima que aparece como agresor, o bien han querido deslegitimar un adversario. No hay que ir muy lejos, por ejemplo en Córcega para descubrir casos de false flag con el prefecto francés Bernand Bonnet quemando un restaurante con policías disfrazados de miembros del Frente de Liberación Nacional de Córcega. Fue en 1999.

Turquía, taller de pruebas

En Turquía la false flag se ha usado de forma más que continuada. Ahora bien, estas operaciones, forjadas por expertos de los servicios secretos (en el caso turco el MIT) deben tener como objetivo no ser descubiertas. Si "se descubre el pastel" todo se va abajo. No quedan pruebas. En el caso turco ha habido, sin embargo, flequillos. En los años noventa en varios casos fueron descubiertos asesinatos de civiles llevados a cabo por militares disfrazados de miembros del PKK o por guardias de pueblo (para policías a sueldo del gobierno) incluso en el ataque a una boda kurdo *.

De forma más reciente, los atentados que han sacudido la izquierda turca y el movimiento pro kurdo. Todos ellos han beneficiado al gobierno turco, hasta el punto de que los atentados han conseguido que la mayoría relativa de junio se transformara en una mayoría absoluta en noviembre.
Todos ellos no han sido reivindicados por nadie.
Todos ellos han sido atribuidos a personas de las que no se conocen datos.
Todos han sufrido la censura por parte del gobierno que ha actuado con un gran secretismo.
Se trata de los atentados en Amed, Suruç o la manifestación en la propia Ankara el 10 de octubre. No se encontraron pruebas: hay que recordar que los periodistas que las han encuentrado por lo que respecta al tráfico de armas del MIT hacia Siria han sido encarcelados. Y los periodistas occidentales que se han atrevido a investigar, en serio, la hidra de los servicios secretos turcos han sido expulsados ​​en tres casos.

El atentado de Ankara

Ankara es una ciudad fortificada donde es muy difícil realizar ningún atentado. El del 17 de febrero pasó al lado del parlamento y del cuartel general del ejército. ¿Incompetencia o connivencia? De momento nadie ha reivindicado pero en menos de 24 horas el primer ministro A. Davotoglu ya ha mostrado sus culpables, sin ninguna prueba: PYD, YPG, PKK y el gobierno sirio. Todos han negado tener nada que ver. Las SDF, coalición donde participan los dos primeros, han condenado la acción.

A quién beneficia el atentado? Sólo al gobierno turco. Mientras ve, con impotencia, que su apuesta en la guerra civil siria se hunde, clama al cielo para poder intervenir en Siria y detener el avance de las milicias kurdas. Pero sus tradicionales aliados, Francia y EEUU, no apoyan la intervención turca. Sus bombardeos sobre Siria han sido censurados por la ONU y denunciados por el gobierno sirio. ¿Qué opción le queda al gobierno islamista para ayudar a los islamistas sirios? Una de ellas es presentarse como una víctima y pedir venganza. Después de todo, con esta excusa, comenzó a bombardear Irak en junio de 2015 tras el atentado de Suruç; que nadie nunca reivindicó. El gobierno turco lo atribuiyó al Estado Islámico e, ipso facto, comenzó a bombardear las bases del PKK rompiendo el proceso de paz. Luego ganó las elecciones por mayoría absoluta.


Jordi Vàzquez
@JordiVazquez

* Sobre estos casos puede verse 'Kurdistán, el pueblo del sol' publicado por Tigre de Papel Edicions.

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